Forever Alone… Never Again

Este texto es en primer lugar para agradecer a todos los que están ahí aguantando mis posts. Esencialmente por dos cosas: primero porque lo que garrapateo aquí lo hago porque me divierte y no para que le guste a alguien. Ni siquiera tiene por qué interesarles en lo más mínimo. Segundo porque ahora están con la guardia baja para darles duro.

Me encantaría decir que soy un tipo superseguro de mí mismo que no necesito el favor del público. No es verdad, NADIE ES ASI. El ser humano hace cosas para que le den palmaditas en la espalda y le digan lo fiera, lo tuani que es. En el fondo la mayoría de blogueros queremos que nos digan que somos la última coca-cola del desierto, el mejor invento desde la pizza. Sé que decimos que no lo hacemos por eso, pero si fuera cierto escribiríamos nuestras entradas en un  pequeño diario con un candadito que guardaríamos debajo del colchón de la cama (claro, eso haria mucho más difícil insertar vídeos). Nos gusta escribir, pero sobre todo nos gusta sentir que alguien disfruta leyendo.

Yo antes de escribir en esta alkantarilla, leía blogs. Quiero decir que sólo los leía. Alguna vez comenté, pero la verdad es que lo hice pocas veces. Me gustaba la serenidad del anonimato que disfrutaba cuando leía sin comentar. Era un poco como cuando vas al teatro y te hacen interactuar de algún modo en la obra. Que actúen ellos, yo solo vine a mirar…

Pero esto francamente no es lo mismo. A un actor se le aplaude al terminar la obra (o al menos no se le apedrea, aunque a veces lo merezca). Un bloguero lo única cosa que tiene son los comentarios. Leer una entrada que te guste sin comentar es como escuchar la actuación de un músico callejero sin dejar una monedilla. No es obligatorio, pero es lo justo.

La mayoría de nosotros no nos vamos a hacer famosos por esto. Nunca nos vamos a hacer millonarios, ni siquiera podemos vivir de esto. Y no lo hacemos por la fama (bueno lo admito, yo lo hago para que me acosen las mujeres por el Gtalk, pero creo que soy el único). Lo hacemos porque lo disfrutamos y tenemos tiempo. Y lo vamos a dejar de hacer cuando deje de divertirnos o dejemos de tener el tiempo que esto demanda (es más del que parece). 

No cobramos por esto. En la mayoría de los casos nos autoimponemos la obligación de escribir, aun cuando en ocasiones dudamos de nuestra propia capacidad o no se nos ocurre nada. En muchos casos perdemos la convicción y nos parece que hemos perdido la capacidad. A veces incluso podemos terminar cambiando el tono del blog para adecuarnos al gusto del público (yo mismo  creo que estoy a dos entradas de empezar a escribir ‘chic lit‘, cuando lo que de verdad me gustaría es hacer posts de tetas)

Todo esto no lo digo por este blog. Admito que mis entradas son en ocasiones difícilmente comentables. Lo digo en general, para los otros blogs que visiten. No hace falta comentar siempre, y desde luego no es necesario que hagan el comentario más agudo o el comentario más listo (que para eso ya estoy yo). Simplemente saludar de vez en cuando. Nos encanta saber que están ahí. Y que no entraron solo para buscar porno.

Cada vez que alguien se pasa sin comentar, Dios mata un perrito de estos